Un niño con su abuelo
comiendo mandarinas y fuet
no hablan, ni se miran
es la hora de la merienda
ya habra tiempo de saber
y de contar otras batallas
otros amores y otras cicatrices.
De repente cogen el mismo gajo
se miran y se ríen
han pasado dos horas y todavia
siento el sonido resonar
que me calienta el corazón.
El abuelo recoge las sobras
y busca una papelera
el nieto coge su mochila
y echa a correr tras él
le abraza, le coge de la mano
le canta una canción
y le pide que le cuente otra vez
como aquel día se paró el mundo
cuando vió a la abuela bajo un olivo
o cuando su padre llevó un perro a casa
o aquella vez que...
Se alejan de mi
y mis ojos se empañan
les veo marchar mientras les digo
adios con la mano.
2 comentarios:
A mí que estoy casi en la edad del abuelo, me ha encantado
Lindísimo y punto.
Saludos!!
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