domingo, 12 de julio de 2009

Te acuerdas lo que te conté cuando entré en la cárcel. Claro hijo, me lo repito cada noche para que no se me olvide. Mejor, porque yo casi no lo recuerdo, cuéntamelo, cuéntame donde está el tesoro. Estaba escondido en la calle Desgracias 24 en Valladolid, pegado en la parte de arriba del buzón de tercero b. Claro, claro, ahora voy recordando, ¿Cómo se llamaba el dueño de la casa? ¿te acuerdas?. Claro, ¿cómo no acordarme?, si es el único hombre del mundo con ese nombre, Josep Llorente Alexandre*. Es verdad, ahora me acuerdo, sigue, sigue contándome. De acuerdo, en ese sobre del buzón hay una llave de la estación de autobuses de Oviedo, la taquilla 505. Sigue, sigue, cuéntame más. Vale, ten paciencia, dentro de la taquilla hay una mochila de adidas, en la mochila está tu orla de bachillerato, unas fotos de la novia aquella francesa que tenias, unas zapatillas, un paquete de tabaco, dos regalices rojos y un mapa de la Níjar. No me acuerdo del nombre de aquella chica pero era muy mona, un día la llevé a merendar, ¿te acuerdas?, lo que no recuerdo era que hacia yo en Níjar. Eso nunca me lo dijíste, asi que no lo se, el caso es que en el mapa hay señalado un bar del centro, el bar "la flor". Si es cierto, el dueño tenia una figura de Gandalf en la barra, ¡que friky el tio!, venga sigue, que al final llega el autobus y nos puede oír alguien y de esto depende nuestro futuro. Bueno, pues en el baño de mujeres de ese bar, en la cisterna hay una botella de María Brizard con un folio azul dentro, en ese folio está escrito el nombre del notario que testifico a tu favor en el juicio, tenemos que ir a verle para que nos de las llaves de la pensión "Carolina" en Calpe, la habitación 113, debajo del colchón está el sobre con el dinero. El sobre que saque de la caja fuerte del abuelo de la francesa, antes del accidente, seguro que ahí hay un montón de dinero, por lo menos 20.000 francos. ¿Francos?, ¿Francos franceses?, pero hijo, si ahora ya no se usan los francos, ahora son euros. No me digas, pero si solo he pasado quince años preso, ¿tanto han cambiado las cosas?. Y tanto que han cambiado hijo, bueno no te preocupes, siempre podemos hacer el viaje a París que te prometí cuando eras niño y allí veremos si podemos cambiar el dinero.

El tio enciende un cigarro, mira al cielo apoyado en la pared y piensa que si ese dinero es mucho o poco, que tiene que recorrer medio país para encontrar el sobre y que igual no merecío la pena pasar quince años en la cárcel, asi que tira el cigarro al suelo, pasa la mano por el hombre a su cansada madre y la ayuda a subir al autobus.