miércoles, 13 de junio de 2007

Todo pasa y todo queda.


Coincidiendo con la gira que los dos grandes van a realizar a partir de este verano por pueblos de toda España cual titiriteros, El País ha lanzado una colección de audio-libros (que palabra mas bonita por cierto, me gustan las palabras que dicen lo que son), y aqui sentada escuchando las palabras hechas canciónes, sin querer he retrocedido unos 20 años y de repente me he econtrado en aquellas mañanas de domingo en la cocina, desayunando, sentada junto a mi padre que escuchaba caminante no hay camino mientras leia el periodico y tomaba un café, los recuerdos dulces de mi niñez.
De vez en cuando me gusta volver para darme cuenta de que no le he fallado a aquel hombre que tanto confia en mi, en su niña.
Serrat me ha acompañado en el camino desde antes de nacer, ha formado parte de mi banda sonora, de mis emociones y de mis alegrias. Es curioso como un sonido puede evocar tantos recuerdos incluso olfativos, aquellos años de lucha, aquel puño el alto, aquellas panfletos que nos daban a los niños para que se los dieramos a la gente, con un gallito rojo en la portada, aquella gente de Nicaragüa que hablaba de miedo y de dolor, aquella guitarra vieja, el olor a café recien hecho.

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